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Este gran
humanista castellano nació en el año 1444 en Nebrissa Veneria,
llamada hoy Lebrija, en la provincia de Sevilla, a 72 kilómetros de la capital, río
Guadalquivir abajo, cerca de su margen izquierda y casi limitando con la provincia
de Cádiz. Fue bautizado con el nombre de Antonio Martínez de Cala y Jarava, pero lo cambió a Elio Antonio de Nebrija, como homenaje al conquistador romano que conquistó la Bética, y a su tierra natal.
Hasta los catorce años estudió Gramática y Lógica en Lebrija. El joven Nebrija, alumno aventajado y dotado de grandes facultades filológicas y literarias, marchó a Salamanca para estudiar humanidades, Matemáticas, Filosofía y Moral y cuando tenía 19 años se trasladó a Italia donde ingresó en el Colegio Español de San Clemente de Bolonia el día 2 de marzo de 1463, gracias a una beca del obispado de Córdoba para estudiar Teología. Allí continuó sus estudios por diez años más en la Universidad de Bolonia, consagrándose a la Teología, al latín, al griego, al hebreo, y aprendiendo también Medicina, Derecho, Cosmografía, Matemáticas, Geografía, Historia y por supuesto, la Gramática, materia en la que tuvo como maestro a Martino Galeotto.
En 1470, con 29 años, regresó a España y se instaló en Sevilla, donde entró al servicio del arzobispo Fonseca impartiendo clases entre 1470 y 1473 en la capilla de la Granada situada en el patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla. En 1473 consiguió un cargo como docente en la Universidad de Salamanca, para trabajar de lector de Elocuencia y Poesía. Posteriormente enseñó gramática y retórica, al conseguir en 1476 la plaza de Gramática.
Residió en Extremadura durante diez y siete años. Béjar, Gata, Alcántara, Brozas, Campanario, Villanueva de la Serena, y Zalamea de la Serena, son poblaciones donde se atestigua la presencia de Antonio de Nebrija durante esta etapa de su vida, siendo en nuestra tierra donde redactó sus obras más importantes, en las que abordó principalmente cuestiones de carácter gramatical, bajo el mecenazgo del cardenal sevillano y Gran Maestre de la Orden de Alcantara Juan de Zúñiga, que le libró de sus obligaciones docentes desde el año 1.486 al 1.503.
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A finales del siglo XV, Don Juan de Zúñiga, último Maestre de la Orden de Alcántara, edificó su palacio en Zalamea de la Serena y decidió crear en él una Corte Literaria donde a acoger en mecenazgo a los artistas de la época. Uno de ellos fue el famoso Elio Antonio de Nebrija.En esta sociedad abierta y llena de inquietudes culturales, Nebrija hubo de encontrar las horas y la tranquilidad que, al parecer, le negaba Salamanca. Y aquí compuso la mayor parte de su obra gramatical, los diccionarios, la recognitio de su gramática latina y prácticamente en su totalidad la Gramática castellana.
El 18 de agosto de 1.492 se terminó de imprimir en Salamanca la "I Gramática sobre la Lengua Castellana", que había sido gestada por Nebrija entre las paredes del Palacio de Don Juan de Zúñiga.
El bibliófilo extremeño Rodríguez Moñino, después de estudiar la relación de Nebrija con Don Juan de Zúñiga, afirma con total rotundidad: "En Extremadura, y por aliento de un extremeño, se redactó (...) la primera gramática en lengua vulgar que salió en el mundo, y el primer Diccionario de nuestro idioma, siendo esta una gloria más que le corresponde y que es justo recabar conjuntamente para la región y para el sabio Maestre".
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