LOS CAMERANOS EN ZAFRA

En un estudio de la economía y la sociedad de Zafra en los tres últimos siglos, hay que contar con un elemento tan determinante y decisivo, como fue la aportación y llegada de una serie de familias, más de 40, procedentes de la tierra riojana de Cameros.
Cuando se trata de explicar los factores que influyeron en esta copiosa trashumancia, se suele hacer alusión a algunas otras comarcas de España, que se revestían de esa condición de pobreza, que influía en la marcha de sus habitantes hacía otras regiones buscando salir de la misma.   Y tal era el caso de la Comarca de Cameros, en la provincia de Logroño, rodeada de altas sierras y con escasos recursos naturales.
Uno de los lugares más meridionales de España, donde los emigrantes de Cameros pusieron sus ojos para residir, fue la población de Zafra.   Ella se prestaba adecuadamente a sus exigencias y pretensiones, y ofrecía unas condiciones favorables para el desarrollo de economías estables, como era el comercio y la ganadería.   Zafra contaba con un mercado artesanal muy importante, era un centro de ferias concurridas y también era fácil la posibilidad de poder medrar.  
Por su tradición y origen étnico, en ella abundaban los judíos y moriscos, y estaba bien escasa de ”cristianos viejos”, por tanto, con la sencilla exhibición de una ejecutoria de hidalguía y nobleza, era suficiente en Zafra para conseguir la categoría social de “hijosdalgo”, con la ventaja que estos suponía, previa la presentación de documentos, para obtener privilegios, exenciones de tributos y con la seguridad de ejercer cargos en el consejo de la Villa, con preferencia sobre los demás ciudadanos, como era la alcaldía y la presidencia de los gremios y cofradías.


En consecuencia a esta posibilidad, la pacifica incursión de cameranos en Zafra comenzó a partir del siglo XVII, y con unos tímidos asomos de lo que  sería la gran invasión posterior.   Durante todo el siguiente siglo XVIII, se acentuó esa venida, coincidiendo con la época de esplendor de sus actividades comerciales y sociales, y el momento estelar de la pujanza de aquel colectivo de personas, que se iban enriqueciendo con tiendas y comercios que iban instalando y acaparando, al mismo tiempo, los puestos importantes de la sociedad local.

Los principales cameranos que vinieron a Zafra estaban distinguidos y calificados con la identidad noble y social de “diviseros del Solar de Tejada” y pertenecían a una serie de familias y linajes que se entroncaban entre sí en aquellas tierras logroñesas, y que traían su origen geográfico desde las poblaciones de Torrecilla de Cameros, Villoslada, Villanueva, Lumbreras, Panzares, Muros de Cameros, San Román de Cameros, Ortigosa y Nieva de Cameros, por citar a las localidades de las que se tiene constancia de ser el lugar de partida más común de estas familias venidas a Zafra.
Estos hombres, se establecen en Zafra como comerciantes, aprovechando la tradición mercantil de la Villa ,de  gran florecimiento en años anteriores, pero que estaba pasando por una aguda crisis económica, debida a los inconvenientes de su cercanía al espacio donde se desarrollaban las guerras de Secesión  con Portugal, y durante las cuales, Zafra se constituyó como un importante enclave y lugar de guarnición de tropas, que , en cierto modo por su prolongada estancia y sus exigencias necesarias, esquilmaron los recursos vitales de la población.


Fueron hombres emprendedores que se trasladaron unos como tratantes de ganado y otros como mercaderes o comerciantes, introduciendo una nueva corporatividad basada en el origen común de la tierra y de la ocupación a que se dedicaban, desempeñando un papel muy destacado en el desarrollo gremial y en la prosperidad económica de la villa, levantando la debilitada economía existente en aquellos momentos, y que para poder influir en las decisiones municipales, hicieron  exhibición de unos títulos de nobleza, que ansiosamente buscaron entre sus ascendientes, que se habían quedado atrás en el tiempo y pervivían por siglos, al abrigo inclemente de aquellas tierras estériles del lejano Logroño, en  la Comarca de Cameros, y que en estas tierras volvieron a su viejo esplendor. 



El prestigio del gremio de mercaderes cameranos se impuso en todos los ámbitos sociales de la población, lo mismo con el disfrute y posesión de los principales cargos y puestos, como con la presidencia de casi todas las colectividades y organizaciones, y con la propiedad de las mejores casonas de la plaza Grande, sede de sus suculentos negocios mercantiles.  

Al encontrarse fuera de su tierra natal, uno de los lazos que más les unía a todos era el recuerdo de sus arraigadas tradiciones religiosas, la Virgen de Valvanera, una devota imagen venerada en un monasterio cercano a la Sierra de la Demanda y Patrona de su comarca riojana.   Por esta sencilla razón, una vez establecidos en Zafra como colectivo unido y poderoso, determinaron adquirir una imagen de dicha advocación mariana y levantar un lujoso y costoso retablo o capilla, para su culto y veneración en la iglesia de la Candelaria.

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