LA ALCAZABA DE MONTEMOLÍN



La alcazaba de Montemolín, como su nombre indica, se encuentra en la localidad de Montemolín. Los árabes decidieron construir una alcazaba en este lugar porque estaba situado en el límite fronterizo entre Andalucía y Extremadura. Esta se encuentra en un cerro alto y ligeramente apartada del pueblo. El recinto de la fortaleza es muy grande, irregular y de proporciones alargadas. Su disposición trata de aprovechar las ventajas de unas acusadas diferencias topográficas con respecto al terreno circundante. Sus medidas son 114 metros de longitud, 54 m. de anchura y 33 m. de altura, y de su perímetro sobresalen torres de diferente configuración y medida.  El castillo fue construido en principio por los árabes en adobe y ladrillo y posteriormente reconstruido por los cristianos en piedra. Las torres, que están adosadas a los lienzos de la muralla, son ochavadas y de pequeño tamaño. Están repartidas a lo largo de los muros regularmente. Además de estas, también hay una torre posterior de sección semicircular. La disposición de las torres responde a la tipología almohade, al igual que el grosor de sus muros y el tapial con el que se levantan. La Torre del Homenaje, fue modificada para ser adaptada a albergar la Casa de la Encomienda de la Orden de Santiago. Conserva la puerta en recodo, mediante una entrada con secciones quebradas para aumentar la vigilancia y dificultar el asedio. El castillo pasó a formar parte de la Orden de Santiago a mediados del siglo XIII. En su interior existió una iglesia dedicada a Santo Domingo, hoy destruida por completo.
La puerta principal, que se abre sobre el flanco sur, presenta estructura en recodo y se encuentra defendida por dos torres en avance, consistiendo el acceso en un arco de ladrillo de un espesor de 3'10 m. El cerramiento de la puerta se efectuaba mediante un portón de dos hojas que giraban sobre sendas ranguas aún hoy perceptibles. 

Las otras torres refuerzan el recinto defensivo. La mayor de ellas está construida en piedra y existe otra, a modo de baluarte, que posiblemente fuera utilizada como alojamiento principal durante ciertas épocas. De sus antiguos componentes se conservan la puerta en recodo, algunos aljibes, mazmorras y otros restos todo en estado de ruina. En el interior de la fortaleza existía también una iglesia, hoy desaparecida por completo, dedicada a Santo Domingo, que contaba con dos altares, uno dedicado a este y otro a Santiago.
   Los conquistadores cristianos reformaron numerosamente la fortaleza, para adecuarla al uso de la Orden Militar de Santiago. No cambiaron la apariencia externa, limitándose a rehacer o reforzar las partes más débiles y dañadas. Incluyeron en él una torre con unas medidas de 14 m. de longitud por 10 m. de anchura y planta trapezoidal como Torre del Homenaje.
     También construyeron otra llamada popularmente "Plato de la reina". Su planta es semicircular. Esta construcción se sitúa en el costado meridional del castillo. Está hecho en su totalidad de mampostería unida mediante lechadas de cal.
     El interior del edificio fue profundamente remodelado, primero inmediatamente y después de su toma y después en diferentes momentos en función de nuevas necesidades, y de acuerdo con la tradición de la Orden de Santiago se levantó una iglesia.
     La fortificación contó con dos plantas comunicadas por escaleras, en la primera se dispondría en un lateral la iglesia de Santo Domingo, despensas, bodegas, doble caballeriza en el flanco opuesto a dicha iglesia, cámaras y recámaras, y el "aljibe de los arcos" ubicado en el epicentro del patio. La segunda planta alojaría corredores, cámaras de distintos usos, capilla de Santo Domingo. Además, en distintos lugares de la fortaleza, se podían encontrar cocinas, pasadizo, pajar, pesebreras, horno, mazmorras excavadas en el subsuelo y varias dependencias de distintas utilidades.
   Como obra de ingeniería más destacada los árabes construyeron un aljibe de planta rectangular, y se cubrió con falsa bóveda de medio cañón construida con lajas de pizarra por aproximación de hiladas.
  En la actualidad la Consejería de Cultura y Patrimonio, por medio del proyecto "Alba Plata", está desarrollando una labor de recuperación en tres fases de los siguientes elementos: refuerzo y recuperación de las torres defensivas, consolidación de la muralla, excavaciones arqueológicas, acondicionamiento del aljibe central, restauración de la entrada, mejora de los accesos o pasillos de circunvalación, reconstrucción de la torre del Homenaje.
Gracias al apoyo de muchos vecinos del pueblo y del propio Ayuntamiento, la Consejería de Cultura y Patrimonio, a través de un proyecto llamado "Alba Plata", se está desarrollando una labor de consolidación, investigación arqueológica y recuperación de esta obra arquitectónica, aportando datos interesantes del aspecto original que poseyó el castillo siglos atrás. 
En la actualidad se encuentra en estado de ruina, pero se han consolidado sus muros y torres, reduciendo así el rápido deterioro al que estaba sometido. 

LA CASA DEL MARQUÉS DE SOLANDA





La casa del marqués de Solanda es una casa-palacio situada en el centro urbano de Zafra. Es una de las construcciones del estilo neomudéjar más representativa de Extremadura y una de las mansiones más característica y a la vez menos estudiadas de Zafra. 
Este palacio está construido sobre un viejo caserón al que en 1670 se le transformó la fachada. Esta es ecléctica, y sus colores blanco y albero acercan a una arquitectura meridional. 



Su estructura apaisada es señalada por molduras horizontales y subdivididas por pilastras, que junto a otros elementos ornamentales de lenguaje clásico historicista, pero desvirtuado caprichosamente, dan nobleza a este gran telón de entrada, donde no falta un seudomodernista  mirador de hierro y cristal. 

La casa sorprende en su interior por la mezcla de estilos en su decoración. A través de un zaguán de estilo neoárabe, se entra a un sorprendente y magnífico patio porticado de fantasía neonezarí, núcleo de una construcción irregular. 

El abuelo del actual marqués de Solanda quiso hacer una decoración muy especial, para lo cual contrató los servicios de alarifes marroquíes y al arquitecto Ventura VacaEstos se encargaron de la decoración y construcción del patio central.



 En el centro del patio luce una hermosa fuente, cuyo cuerpo  donde está el surtidor es octogonal rematado con un pináculo floreado. Todo él está rodeado de arcos con columnas de mármol, constituyendo una hermosa galería con artesonado igualmente árabe. Destacan los azulejos, yeserías, elementos de construcción árabes, como arcos polilobulados y túmidos, las decoraciones cúficas, atauriques, paños de sebka, etc. Y la combinación refinada de los construidos con la vegetación y el agua. 




El patio constituye el tradicional lugar de descanso familiar tan típico del sur, de clara influencia norteafricana. En el resto de las dependencias se pueden contemplar chimeneas, panelados de madera tallada, ricos artesonados, etc., todo con una diversidad de estilos sabiamente conjugados. Actualmente sigue habitado por la propia familia que realizó esta obra.



TORO FERNÁNDEZ, B.: Urbanismo y Arquitecturas Aristocráticas y de Renovación Burguesa en Zafra (1850 - 1940). Zafra, 1994.

CROCHE DE ACUÑA, F.: Para andar por Zafra. Zafra, 2003.

ASOCIACIÓN DE ESCRITORES EXTREMEÑOS Y VARIOS: Extremadura todo un descubrimiento.Extremadura,1992

LA TORRE DE SAN FRACISCO


El 12 de febrero, fui con mi padre a Zafra al mediodía,  y de paso nos acercamos a la torre de San Francisco para verla. Lo primero que me llamo la atención es que tenía como unos restos de un muro en su cara Sur.   Fuimos dando la vuelta y en la cara Este encontré la explicación en un panel informativo que explicaba su historia. La torre formaba parte del convento Franciscano de San Benito.
 La torre es lo único que queda de aquel convento que  estaba construido de materiales pobres, como se puede comprobar en los restos que se pueden ver en la cara Sur y la cara Este, al contrario que esta realizada en su base y esquinas con cantería. Al terminar de leer miré  hacia arriba y vi lo que parecía una ventana, pero tenía como unos escalones. Me di cuenta de que realmente era una entrada del convento a la segunda planta y único acceso al interior de la torre. 

Situándome en la cara Oeste ante la que parece la puerta de entrada, miré hacia arriba comprobando que estuvo formada por tres plantas más el cuerpo de campanas, quedando en la actualidad un solo espacio al estar derrumbados los techos.


Me fijé bien y vi en la fachada occidental una ventana con frontón y adornos platerescos. Miré mejor observando que estaba grabado el símbolo franciscano: una cruz rodeada por dos manos. 

Me parece que  su estado de conservación es bueno respecto a la estructura exterior, aunque por dentro está totalmente derruida.



Según los datos de antecedentes históricos referentes a la Torre de “San Francisco”, se dice que en las afueras de la ciudad, sobre el año 1.490 se construyó una ermita dedicada a San Benito, que posteriormente, sobre el año 1.489 se convirtió en complejo de casa con iglesia, campanario, dormitorios, oficinas, etc., con residencia perpetua de algunos frailes de la Orden de los Menores. Por el año 1.575 se ampliaron los dormitorios gracias a las limosnas de humildes bienhechores, con el fin de admitir más religiosos, que aumentasen la comunidad, llegando en alguna ocasión a cuarenta.  
En aquellos tiempos, el camino obligado para llegar a la ciudad de Zafra procedente del norte, transcurría junto a los muros del Convento de San Benito. Debido a ello el 21 de abril de 1.809, los franceses después de la batalla de Medellín se adentraron en Extremadura, estableciéndose muy próximos al Convento. Como consecuencia cometieron todo tipo de actos vandálicos llegando prácticamente a la destrucción total del recinto.

Ante la llegada inminente del ejército invasor, los religiosos temerosos de los peligros que ello conllevaba, abandonaron el Convento y se refugiaron en la “casa de la enfermería”, que tenían a comienzo de la calle Ancha cerca de la muralla de la ciudad. Según parece en este convento se guardaban la mayoría de los “papeles” mediante los cuales se tiene conocimiento de gran parte de la historia de la Ciudad. La mayor parte de las imágenes existentes en aquel lugar religioso fueron llevadas por los frailes a conventos de la ciudad, Santa Clara y Santa Marina. Es una pequeña explicación del origen de la “Torre de San Francisco”, extraída del libro “Papeles Sueltos del pasado de Zafra” del Cronista Oficial de Zafra, don Francisco Croche de Acuña.

LA TORRE DE ESPANTAPERROS



La Torre de Espantaperros es una construcción almohade edificada en la alcazaba de Badajoz y unos de los monumentos más emblemáticos de Extremadura. Fue construida en el siglo XII, más concretamente en el año 1169. Esta torre es albarrana, es decir, está colocada por delante del lienzo de la muralla y conectado a él por un pasillo estrecho y un arco para poder defender mejor la muralla. Su planta es octogonal, es decir con ocho lados, y mide unos 30 m. Es maciza en su parte baja y tiene dos pisos en la parte superior. Los dos pisos tienen una cámara central cuadrada cubierta con bóveda vaída y un espacio alrededor cubierto con bóvedas de arista y triangulares. La obra remata con una terraza almenada en la que sobresale un cuerpo de ladrillo de planta cuadrada y casi nueve metros de altura. Estas torres son características de la arquitectura militar islámica en la Península Ibérica. Está situada en la parte oriental de la Alcazaba de Badajoz y constituye la torre de vigilancia más fuerte de todo el recinto. En el verano de 1920 el estado de ruina era preocupante. Un par de años después parte de la torre se desplomó cayendo al interior de una de las viviendas que tenía adosadas. El alcalde, a instancias del arquitecto municipal, exigió a la Comisión de Monumentos que se pronunciara: se restauraba la torre o se demolía. En el pasado, esta torre se utilizaba para vigilar y dominar el arrabal de La Galera, edificio del siglo XVI adosado a la torre. En el siglo XVI, se le añadió el templete de estilo mudéjar que tenía la función de alojar una campana. La campana al paso del tiempo se estropeó. Al no no servir esta, la destruyeron y la hicieron añicos. Los restos de la campana actualmente se conservan en el almacén del museo arqueológico provincial de Badajoz. El nombre de la torre se debe a esta campana, que emitía un tañido bastante agudo. 
Esta se considera como la torre albarrana más monumental y destacada de la Alcazaba pacense y de las torres más notorias de la Península Ibérica. Se la conoce también por el nombre de Torre de la Atalaya o Torre del Alpéndiz. La última denominación es incorrecta, ya que el Alpéndiz está en otra zona de la Alcazaba. Se dice que la Torre del Oro se hizo a imagen de la Torre de Espantaperros. 

A pesar de las numerosas reformas llevadas a cabo, la torre actualmente no está abierta al publico por su mala conservación.

Torre de Espantaperros antes de ser restaurada

  

FACHADA DE LA CASA DEL AJIMEZ



La casa del Ajimez es un bello ejemplo del arte mudéjar popular, uno de los legados de la dominación musulmana por nuestras tierras, fruto de la mezcla de las tres culturas que protagonizaron el medievo español.

Da valor a las calles que forman el casco histórico de la localidad de Zafra, y en particular a la calle Boticas donde se halla ubicada. Precisamente se otorgó ese nombre a la calle debido a que esta casa acogió las boticas de la localidad desde su construcción a finales del siglo XV hasta mediados del XVIII. Denominada “Botica del Mármol” por la existencia de una lápida de mármol de procedencia romana, que seguramente servía de mostrador y que actualmente puede verse en el patio.

La Casa del Ajimez toma nombre justamente a raíz del ajimez o ventana arqueada dividida por una columna marmórea que presenta la misma desde que se levantara el inmueble por albañiles mudéjares, herederos de los alarifes, maestros de obras y arquitectos musulmanes, que dejaron su huella entre las calles y plazas de esta localidad. Sobre el arco adintelado, propio del mudéjar empleado en las viviendas particulares de la Baja Extremadura, que cubre la portada del acceso al inmueble, hallamos los dos elementos decorativos con que los alarifes mudéjares quisieron embellecer la fachada del edificio, basados en un alfiz trenzado donde alternan los azulejos lisos geométricos con los ladrillos aplantillados, coronado con una ventana geminada o ajimez fabricada igualmente con azulejos y ladrillos según las tradicionales técnicas andalusíes.

Azulejos con colorida decoración geométrica dibujada según la técnica andalusí de la cuerda seca son, por su parte, los que bordean el ajimez, cuyos arcos de ladrillo angrelados u ondulados muestran en su intradós o cara exterior inferior una serie de arcaduras o salientes que hacen asemejarlos a los arcos lobulados, comunes dentro del arte hispano-musulmán.

 A ambos lados de la ventana podemos ver, además, uno de los pocos ejemplos de esgrafiados conservados en la localidad, consistente en seis paneles colocados en parejas verticales, mostrando cada uno en un espacio rectangular dibujos geométrico-vegetales, compaginando con el geometrismo de la decoración mudéjar conjunta, y engalanando aún más la fachada de este histórico edificio para enriquecimiento del patrimonio segedano. La técnica del esgrafiado consistía en dibujar sobre el revoque de los muros estando aún fresco, raspando la cal, con lo que se conseguía una decoración barata, que en algunas ocasiones llegaba hasta colorearse.


Destinada a este uso farmacéutico, no fue hasta mediados del siglo XVIII cuando se fue abandonando la cuestión farmacéutica derivando en la venta de aguardiente, hasta que en 1827 se convertiría en la actividad principal, transformándose en despacho de bebidas alcohólicas, muchas de ellas elaboradas en su interior. Puede verse el lugar donde se insertaba una prensa, el mosto se deslizaba por el suelo inclinado hacia un lebrillo y de ahí pasaba a las tinajas para fermentar el vino.
Como vivienda particular llegó al siglo XX, hasta su adquisición por la administración pública y conversión en el actual Centro de Acogida del Turista. El mal estado en que llega a finales del siglo pasado conlleva la restauración del edificio, conservándose únicamente en pie del original entramado tardomedieval la fachada del inmueble. 






CROCHE DE ACUÑA, F.: Zafra. Una lección de historia y de arte. Zafra, 2006. 

CROCHE DE ACUÑA, F.: Para andar por Zafra. Zafra, 2003.