LA ALCAZABA DE MÉRIDA



La alcazaba de Mérida es una de las fortalezas más antiguas construidas por los musulmanes tras la invasión de la península Ibérica. Una lápida conservada en el Museo Arqueológico de la ciudad señala como fecha de construcción el año 220 de la era musulmana en tiempos del emir Abderahman II, el año 835 de nuestro calendario. En la misma se superponen restos de varias épocas, romana, visigoda, árabe y cristiana.

En el año 834, la población berebere se amotinó contra el poder y se hizo fuerte en Mérida. Una vez sofocada la rebelión, mando destruir la antigua muralla romana y un barrio de la ciudad; lugar que destino para erigir la nueva fortaleza.
La alcazaba se sitúa junto al río Guadiana que le sirve de defensa natural en uno de sus lados, justamente a la salida del puente romano. El lugar que ocupa es poco accidentado, con un desnivel de unos 10 m. Sigue el esquema de las fortificaciones Omeyas. Su planta es un cuadrilátero algo irregular, de unos 132 x 137 m.
Su fábrica es de grandes sillares, muchos de ellos reaprovechados y de acarreo procedentes de edificios y ruinas romanas, jalonándose sus cuatro flancos con torres o cubos adosados, de sección cuadrada como era costumbre en las murallas romanas, más algunas albarranas situadas en el lado oriental, consideradas por algunos coetáneas del conjunto de la alcazaba y por otros como obra posterior.
A  la salida del puente, y adosado a la alcazaba se construyó un recinto rectangular de 19,60 x 32,40 m. Este espacio controla el acceso tanto a la ciudad como a la fortaleza desde el puente. Se realizó de una forma rápida, utilizando para ello los materiales que estaban más a mano, procedentes de edificios romanos y visigodos destruidos. Entre estos materiales dominan los sillares de granito de dimensiones irregulares dispuestos a soga y tizón, sin ningún orden. También se emplearon elementos constructivos anteriores, aras, fustes, lápidas, modillones, y como aglutinante usó argamasa.

El acceso principal a la alcazaba se realizaba desde el recinto que vigilaba el puente, a través de una puerta enmarcaba entre dos torres, con arco de herradura poco acusado hacia el exterior, y arco de medio punto con impostas de mármol reaprovechadas hacia el interior. En esta puerta se encontraba la inscripción fundacional. Otro ingreso de similares características daba acceso a la ciudad desde el mismo recinto. En el lienzo S.E. existe otra puerta, que debió ser secundaria, fabricada con gruesas dovelas que forman un arco de medio punto.
Lo único que se conserva en la actualidad del período islámico, aparte del aljibe, es el perímetro de la fortaleza formado por lienzos y torres. Los muros de 2,70 m. de espesor aproximadamente, se encuentran forrados por dos parámetros de sillares de granito ocupando su interior, como relleno, materiales constructivos y sillares colocados sin ningún orden mezclados con argamasa. La mayoría de las torres están adosadas al muro, sus plantas son cuadradas o rectangulares, y todas ellas son macizas. Guardan similar distancia unas de otras aparentemente, situándose una torre en cada uno de los ángulos del recinto. Cinco son albarranas, aunque su construcción es posterior al resto del edificio; dos de ellas del período de Taifas y las tres restantes ya de época cristiana.
El aljibe construido por los árabes en el siglo IX, se encuentra en el interior, elemento imprescindible en cualquier fortificación para permitir la supervivencia en caso de asedio, pero que en este ejemplar de Mérida reúne además especiales calidades técnicas por el sistema constructivo empleado a base de grandes pasillos y escalinatas adinteladas y, además, por las cualidades plásticas y artísticas al estar constituido con piezas romanas y visigodas, entre las que sobresalen algunas pilastras decoradas, de gran interés, las pilastras que se disponen a ambos lados del acceso al aljibe son de época visigoda.
En 1229 los cristianos al mando de Alfonso IX reconquistan la ciudad y es entregada a la Orden de Santiago, quienes establecen una Encomienda como centro administrativo que obligará a la realización de obras diversas para atender a las nuevas necesidades, las más importantes se realizan en el último tercio del siglo XV. Entre ellas se encuentran obras de fortificación, con actuaciones en la muralla, acotando el ángulo nororiental con la construcción de un gran muro de sillería y la construcción de distintas torres, entre las que destacan la del Homenaje construida en el año 1480 por el Maestre don Alonso de Cárdenas  y la de los osos; un pequeño templo, un aljibe y aposentos residenciales y administrativos de la Encomienda se citan también entre los elementos del conjunto.
Debido a las obras llevadas a cabo en la Sede del Priorato de San Marcos de León, se traslada entre los años 1563 y 1600 a la alcazaba de Mérida, para ello se acondicionó la misma. Con este motivo se reforma nuevamente todo el ángulo nororiental de la alcazaba, en la parte exterior de la misma se edifica una nueva iglesia que pudiera atender más desahogadamente las necesidades religiosas de la Conventual, y en el interior se construyen diversas dependencias conventuales en torno a un nuevo patio claustrado.
El nuevo claustro renacentista, cuadrangular, dispuesto en dos pisos, con arcos de medio punto sobre columnas y capiteles clasistas, fundiéndose la dedicación militar, administrativa y religiosa en un mismo edificio;  la administrativa y de representación han sido recuperadas al instalar en el edificio la sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura.
Forma parte del sitio Patrimonio de la Humanidad denominado “Conjunto Arqueológico de Mérida”.

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